Mientras Henry Ford centraba sus esfuerzos en diseñar coches para todos los bolsillos, Henry Leland apostó por diseñarlos para la alta sociedad, combinando opulencia y velocidad. Una marca de lujo muy enfocada a clientes de elevada edad durante casi toda su vida, resurgió a mediados de los 2000 como una alternativa de lujo moderna y con mayor reputación entre las personalidades de la época con modelos como el Escalade.