No pasa un día sin que John Hames se enamore de algún coche clásico. Por eso es habitual escucharle gritar aquello de: “¡Hola preciosidad!”. Especialmente cuando se trata de todo un MG TD de 1951 abandonado a su suerte en un viejo local comercial en el centro de Denver. Una recuperación que pondrá las cosas difíciles al rastreador y a su equipo.